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Memoria 7. Sentipensar leyendo a Arturo Escobar y El mañana no está en venta, Ailton Krenak

Por Seminario​ ​#Otrasformasdeexistir

Sesión 7. 13 de octubre, 2020

Siendo ya el penúltimo paso del recorrido de #Otrasformasdeexistir, se dividió la sesión en cuatro bloques de trabajo: para comenzar, se abordaron aspectos técnicos relativos a la publicación de textos e imágenes que reflejarán los devenires de este seminario. El segundo bloque abordó la lectura de la relatoría y glosario de la sesión pasada. La tercera parte fue llamada territorios, al situarnos en tres coordenadas geográficas distintas donde se exploraron disputas, encuentros y nuevos conocimientos: David Gutiérrez, Rosario López y Alexandra Mccormick nos compartieron sus investigaciones en relación a contextos específicos.


López dio inicio para narrarnos su experiencia en torno al proyecto de investigación Ciudad de Piedra, junto a un equipo de artistas y geólogos de la Universidad Nacional de Colombia. A través de un video elaboró un recorrido por el paisaje geológico del Guaviare[1], el cual detonó reflexiones en torno a las formaciones rocosas y sus elementos constitutivos: las cuarzoarenitas, la forma y persistencia del agua y la temporalidad que nos permite vislumbrar relaciones entre mundos macro y micro. Señaló también la mutua transformación entre comunidades de seres vivos que va evidenciando el transcurso, existencia y origen de la vida. Así, las metáforas visuales fueron entretejiendo afectos entre paisajes, materiales orgánicos, colonos y el territorio mismo.


Mccormick nos presentó la “mirada relámpago” como analogía al fenómeno del Catatumbo[2], donde la luz interrumpida de sus relámpagos exhibe las problemáticas de asuntos humanos y no humanos en relación al territorio Bari[3], así como una serie de transformaciones geográficas y políticas que ha sufrido desde 1830[4]. Luego vincula el relámpago a un trabajo que inició hace nueve años, a partir de unas escrituras que forman parte de su historia familiar. Con ellas, inició una búsqueda de este terreno “perdido”. Con los documentos que se acumularon a lo largo de su búsqueda desarrolló un gesto artístico llamado Intercambio de terrenos, en el cual el papel se convirtió en una suerte de “abono” para territorios portátiles, materializando así un terreno “sin raíces”. En otra acción pegó carteles por las calles de Cúcuta con la leyenda “Se buscaba terreno”, construyendo con estos un archivo fotográfico de posibles ubicaciones localizadas en la zona buscada.


Por su parte, Gutiérrez nos compartió su experiencia de sentipensar el lago Cuitzeo (Michoacán, México), donde sitúa la relación entre lo inerte y lo vivo y la articulación de múltiples posibilidades de vida: el lago como fenómeno de intensidades agenciales, afectivo-epistémicas donde se agencian formas de vida, conocimientos científicos, artísticos y ancestrales. Nos menciona que con su colega Chantal Garduño realizó un trabajo transdisciplinar que integraba la ecología queer y la epistemología feminista, para reconocer los mundos que el lago lleva a cuestas a partir de diversos materiales. A esto se articulan proyectos artísticos en relación a los muelles construidos durante el sexenio de Lázaro Cárdenas para administrar las aguas de los ríos y lagos[5] alrededor de Pátzcuaro, identificando su historia, genealogía y prácticas, para luego condensarlo en maquetas. A partir de este trabajo Gutiérrez hace alusión a #AiltonKrenak: ciertos mundos deben desaparecer para que otros mundos puedan emerger. Con ello, reconoce prácticas antropocéntricas, capitalistas, coloniales, patriarcales, feminicidas y ecocidas que someten a otros mundos, llevándolos al borde de la extinción.


Salazar nos mostró un ejercicio cartográfico que vinculó las lecturas y presentaciones donde se vislumbraron las distancias entre los territorios convocados, estableciendo a la vez la similitud y cercanía entre sus situaciones.





Pasamos al bloque de “lectura viviente”. El sentipensar que propone #ArturoEscobar se presenta desde su origen en los territorios anfibios norcolombianos, para verlo como un arte de vivir en un territorio cambiante al cual es necesario adaptarse. Así, esta palabra se puede trasladar a otros territorios cambiantes, esta vez alterados por la devastación antropogénica: el Valle de México o el Rio Doce en el actual Brasil deben ser sentipensados para sobrevivir en ellos.


La diversidad de realidades pone en evidencia los retos de estos territorios frágiles, que se administran desde los centros de poder abriendo aún más la brecha entre los mundos (AM).


Nos dirigimos entonces a preguntas sobre cómo actuar para reconocer otros mundos, cómo sentipensar sus especificidades, realidades y formas de conocer, y con ello poder postergar el fin de un mundo (Krenak). Surge una tentativa de respuesta: podemos iniciar por conocernos para después, re-conocer nuestro entorno, nuestro propio territorio, y en ello entablar una comunicación con los demás seres que lo habitan (ZN). Esto, por supuesto, conlleva tiempo y trabajo, pero todo debe estar motivado por el deseo y voluntad.


La situación de los desastres en Minas Gerais (FG), une la corrupción de empresas mineras y la negligencia de los gobiernos, produciendo relaves[6] que han contaminado gravemente al Rio Doce.


Esto nos conduce al campo semántico del desarrollo –progreso, prosperidad, riqueza, capital, entre otros– desde el cual se legitiman ciertas acciones y que es necesario desmontar. Arturo Escobar nos comparte en su texto el tránsito hacia los discursos del postdesarrollo: estar en un territorio no solo es cuestión de una lucha política si no también ontológica. Existen diferentes formas de ver y vivir la vida, y con ello, nuevamente, muchos mundos.


Cerramos la sesión exponiendo las reglas de juego para escribir el #Manifiesto fabulativo para otras formas de existir, el cual se desarrollará durante la última sesión de este seminario.

[1] Un territorio ubicado al suroriente de la actual Colombia, en la serranía de la Lindosa. [2] Venezuela. [3] Comunidad nómada que vivía en la zona del relámpago desde el lago de Maracaibo hasta la planicie cerca de Cúcuta, Colombia. [4] Donde por implicaciones políticas se da una división geográfica entre Colombia y Venezuela. Éste se queda a merced de compañías petroleras, disputas entre guerrillas, fuerzas paramilitares y otras violencias sobre el territorio. [5] Lo que, en decadencia, ha desembocado en una administración privada. [6] El relave es un conjunto de desechos de procesos mineros de la concentración de minerales, usualmente constituido por una mezcla de rocas molidas, agua y minerales de ganga.

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