Por Seminario #Otrasformasdeexistir
Sesión 3. 15 de septiembre, 2020
La sesión inicia con la presentación del texto de #IsabelleStengers, Reclaiming Animism/Reactivando el animismo por Francisca González Astudillo. El texto nos convida a desmarcarnos del pensamiento hegemónico occidental, caracterizado por sus constantes separaciones y clasificaciones, y atrevernos en cambio, a “hacer puentes” o tejer relaciones que conviertan lo dividido en un “contraste viviente”, que tenga el poder suficiente de afectarnos y producir tanto pensamientos como sentimientos.
La autora nos advierte que hacer puentes es una práctica situada y que la filosofía es una forma de animismo textual; reconoce que para sentirse con la autoridad de hablar de animismo debe “deslocalizarse”. Asimismo señala que la filosofía se ha erigido como una herramienta para justificar la colonización y ha otorgado, sólo a algunos, el sentimiento de libertad suficiente como para estudiar y categorizar a los “otros”.
El desafío, entonces, se convierte en pensar formas de aproximarnos a la noción de animismo en términos de actualizar el derecho de la ciencia, a definirla como un objeto de estudio. Para ello se postula el concepto de decolonización del pensamiento, y se recurre a la propia labor artística y de escritura, como un modo de respuesta.
Tomando como inspiración los conceptos de #Deleuze y #Guattari de #rizoma, “pensar por el medio”/“think by the mileu”, y assamblage o ensamblage, agencia que permita la unión de componentes heterogéneos, propone que reclamemos, reactivemos nuestro pasado. No con la intención de resucitarlo tal cual fue, sino como una forma de redescubrir su capacidad de honrar la experiencia, no como algo propio/nuestro, sino capaz de “animarnos”. Hacernos testigos de lo que no es nuestro. El gran mérito del texto es develar que la propia tradición del animismo se encuentra presente también en la labor científica.
A modo de conclusión Gonazález realiza dos observaciones finales partiendo de su propia experiencia situada. La primera, problematizar el concepto de animismo como un término que contiene una carga negativa, para personas que han visto una forma de desacreditar o desvalorizar saberes y tradiciones ancestrales de su cultura, y por tratarse de un término que es impuesto desde afuera.En segundo lugar, proponer pensar en los hongos Matsutake del bosque de cemento de la ciudad de Santiago de Chile, a través de las espontáneas, anónimas y colectivas manifestaciones artísticas que florecieron en torno a la Plaza Baquedano, centro neurálgico de la ciudad y lugar donde se vivió de forma más palpable la represión del Estado chileno a las manifestaciones sociales. Que surgieron de forma orgánica y rizomática, cubriendo de color una de las ciudades más grises, realizando una importante labor de denuncia, de memoria, de desestabilización de estructuras, desde las grietas o “por el medio”.
Posteriormente, inicia la presentación de Adriana Salazar sobre el texto de #ElizabethAPovinelli, “Geontologías” que nos invita a pensar en las manifestaciones actuales del geontopoder, o la gobernanza de lo vivo sobre lo inerte. Inicia su exposición con el análisis de la fórmula contemplada en el texto:
Life (Life {birth, growth, reproduction} v. Death) v. Nonlife.
Salazar sintetiza la forma como la geontología del poder o geontopoder se diferencia de análisis previos del poder, basados en el pensamiento de #Foucault acerca del biopoder y sus ramificaciones (biopolítica, necropolítica, neuropolítica, etc.), que radica en que el geontopoder no opera conforme a la gobernanza de la vida y de las tácticas de muerte, sino a través de discursos, afectos, tácticas, utilizadas por el liberalismo tardío, para mantener o configurar, en las relaciones futuras, la distinción entre Vida y No-Vida.
¿Qué consecuencias tiene esta nueva forma de operar del poder? Salazar cita los ejemplos de los asesinatos de líderes sociales y personajes políticos en Colombia, el estallido de protestas en México y en diferentes partes del mundo, en forma de denuncia de crímenes de feminicidio u otros crímenes de Estado, que implican el sometimiento del cuerpo y la represión del disenso o nuevas formas de ver. De tal forma que el geontopoder implica que algunas vidas sean puestas por encima de otras, lo que facilita la continuidad de una cadena de violencias estructurales.
Este poder se manifiesta también en las actividades extractivistas que erosionan el subsuelo y destruyen nuestros ecosistemas y de ahí la importancia de la pregunta ¿Qué es un río? Término que puede abarcar tantas acepciones como ser un desierto, ser animismo, ser un virus. Como respuesta a esta realidad surge la necesidad de pensar en garantizar nuevos Derechos, que amplíen la idea de #Derechoshumanos tradicional. O como #SumakKawsay postula, #DerechosBioculturales o #Derechosdelanaturaleza. Lo que nos obliga a hacer un quiebre en la diferenciación de Vida y No-Vida y pensar en una nueva forma de territorio, transregional, multiexistente. Pensar como el pueblo Maorí sobre el río Wanguanui: “Yo soy el río, y el río soy yo”.
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