Por Melissa Mota
Los rótulos, aquellos diseños comerciales espontáneos llenos de colorido e ingenio en donde dialogan imágenes y tipografías variadas, han formado parte del paisaje urbano y rural de México desde principios del siglo XX. Si bien el capitalismo en México se instauró durante el porfiriato, tras el término de la Revolución comenzó a tener un verdadero auge que se vio reflejado en el surgimiento de nuevas empresas y comercios locales que, para vender sus productos, recurrieron a la publicidad, siendo los rótulos uno de los principales medios. Surgía la sociedad de consumo y paulatinamente estos diseños publicitarios se convirtieron en una parte esencial de la cultura visual del país, ya que no sólo hablaban de la identidad de la marca o el comercio sino de la forma de ver el mundo de una cultura particular.
Aún es común encontrarlos en los muros de tiendas, tlapalerías, cerrajerías, vulcanizadoras, fondas, restaurantes, estéticas o bares, principalmente en la periferia de las grandes ciudades, “donde el México moderno hace frontera con su pasado rural” como señala Enrique Soto Eguibar en Un guiño en la pared. De igual manera, están presentes –de manera más reducida– en colonias que parecen resistir el paso del tiempo como es el caso del Centro, La Roma, La Guerrero, La Merced o los diferentes barrios de Xochimilco en la Ciudad de México. Mediante un sello personal y un conocimiento más empírico que académico, los rotulistas buscan conquistar la mirada de los clientes potenciales con un mensaje claro, atractivo y contundente, muchas veces cargado de sentido del humor.
Los trazos, aprendidos del abuelo o del padre en los talleres familiares –y, en algunos casos, perfeccionados con estudios en dibujo técnico–, ya sean sobre láminas, mantas o muros, se convierten con el tiempo en elementos que configuran una zona específica, convirtiéndose en parte esencial de la impresión visual cotidiana de los transeúntes.
La exposición Rótulos México de la diseñadora gráfica Cristina Paoli, curada por Cecilia Delgado que tuvo lugar en el muca - Roma hasta octubre del 2017, hizo una exploración y análisis sobre el papel que este oficio ha aportado a la historiografía del diseño gráfico mexicano a través del testimonio y la experiencia de seis rotulistas activos de diferentes zonas de la Ciudad de México (José Antonio Pozas, Sergio Trujillo, Juan Vallejo, Martín Hernández, Ricardo Trejo y Rafael Gutiérrez). “Nos pareció una buena oportunidad para hacer una especie de homenaje al oficio del rotulismo en nuestro país y acercarnos a los maestros rotulistas para escuchar de viva voz lo que representa este oficio para ellos”, señala Paoli.
El proyecto surgió a raíz de un estudio de investigación que la diseñadora realizó sobre el uso de la letra gótica en los rótulos y gráfica de la cultura popular mexicana, una tipografía que cobró popularidad desde el virreinato novohispano y que su uso ha perdurado –con ciertas alteraciones– por estar históricamente relacionada con conceptos como solemnidad, religiosidad y formalidad. El estudio derivó en la publicación del libro Mexican Blackletter en 2006 con la editorial Mark Batty Publisher.
La exposición mostró un panorama amplio del quehacer del rotulismo en México a través de rótulos en lámina y cartón sacados de su contexto original, bocetos en papel, material bibliográfico y audiovisual, un políptico de rótulos con el título de la exposición con diseños libres de los rotulistas invitados, carteles del proceso para la fuente tipográfica Mexican Blackletter, así como el documental “El oficio del rótulo a pincel”, elaborado ex profeso para la exposición por Cristina Paoli, Lucía Peñalosa y Alexander Hernández.
Paralelamente, cada uno de los rotulistas que participó en el proyecto realizó una residencia de una semana en el museo, en donde compartieron su conocimiento mediante talleres con diferentes temáticas como el uso de la pintura vinílica y esmalte, el diseño manual de tipografía, la ilustración, trazos y escala, entre otras. Durante la fase final de la muestra y con base en las reflexiones que los visitantes hicieron sobre “Rótulo es”, los maestros rotulistas realizaron el diseño de un rótulo comunitario en uno de los muros del primer piso del museo.
Asimismo, se abrió una cuenta en Instagram, invitando al público a subir fotografías de rótulos con el hashtag #RótulosMéxico, con el fin de hacer un archivo vivo que volviera la mirada sobre este tipo de producción. Al cierre de la muestra, se hizo un registro de cerca de 700 imágenes tomadas en diferentes estados.
A pesar de tener un lugar importante en el imaginario del país, los cambios en materia social, económica y tecnológica en las últimas décadas han representado diversos retos para el oficio. A partir de la segunda mitad del siglo XX comenzaron a aparecer en las urbes nuevas formas publicitarias como espectaculares y lonas impresas. En ese mismo periodo la disciplina de Diseño Gráfico se instauró en el país, por lo que los comerciantes con mayores recursos comenzaron a contratar a personas especializadas para el diseño de sus marcas. Además, con el auge de la digitalización fue más común optar por este tipo de diseños por ser más accesibles económicamente y requerir un menor tiempo de producción.
Como consecuencia, el arte del rotulismo, que en algún momento fue el único medio gráfico de publicidad, se vio paulatinamente desplazado y forzado a convivir con otras formas de comunicación que han ido reinventando el paisaje de las ciudades en las últimas décadas. “Se trata de un desvanecimiento gradual que actualmente lo convierte en elementos escasos, de carácter patrimonial, tamizado muchas veces por reivindicaciones desde la nostalgia”, como apuntan Martín M. Checa Artasu y María del Pilar Castro Rodríguez en el artículo El olvido de lo obvio: la rotulación popular, un elemento de publicidad en el paisaje urbano.
Sin embargo, lejos de desaparecer, en la actualidad este oficio tiene cada vez más cruces con el diseño gráfico. Paoli señala que “Hoy en día diseñadores gráficos o instituciones contratan a rotulistas para que plasmen sus diseños en muros u otras superficies. Asimismo, los rotulistas en ocasiones toman inspiración de trabajos de diseño gráfico a los que son expuestos […] Desde mi percepción, justamente por el momento tecnológico específico que vivimos, el rótulo manual está pasando por un momento de cambio y revalorización y considero que es una práctica que está por mucho lejos de perderse”.
"Rótulos México", además de su valor documental y de dar visibilidad al oficio del rótulo a pincel, logró generar espacios de intercambio y reflexión alrededor de la práctica, así como entretejer vínculos entre maestros rotulistas y diseñadores, abriendo un espacio para idear proyectos y colaboraciones futuras. Reivindicar y repensar esta práctica es fundamental no sólo para diseminar una estética particular, sino para comprender una parte de la historia de la gráfica popular del país que continúa escribiéndose y las formas comunicativas hechas a mano que, a pesar de la globalización y las técnicas gráficas estandarizadas mundialmente, continúan sorprendiendo y fascinando por ser una extensión del carácter cultural.
Hola Melissa, muy interesante esta tesis... Podría contactarme contigo de alguna manera? gracias!